El deporte motor en Italia se emparenta con el color rojo: Ferrari en la Fórmula 1 y Ducati en MotoGP. Las dos casas captaron a figuras estelares, a múltiples campeones, para 2025: la fábrica de Maranello atrajo a Lewis Hamilton, y la factoría de Borgo Panigale, a Marc Márquez. El calendario señala que la categoría reina del motociclismo mundial desandará, entre este viernes y el domingo, la segunda fecha de la temporada: el autódromo internacional de Termas de Río Hondo vibrará con la velocidad de los mejores jinetes de las dos ruedas.
El retorno, tras la ausencia del año pasado, cuando no hubo interlocutores del Gobierno nacional que tomaran cartas en asuntos sensibles como la seguridad, los permisos de Aduana para el ingreso de las motos y materiales de los equipos y la logística para carga y descarga de los aviones que transportan los elementos, coincide con la nueva presencia de Márquez, que con tres victorias es el piloto más ganador en territorio santiagueño y que rompe con una serie, entre lesiones, la pandemia de Covid-19 y las cancelaciones, de cinco años sin correr en el país.
“Argentina es lo más parecido a España por la afición caliente. Se ve en la grada, el paddock, el fan zone… Además, como hincha de Barcelona, soy fan y admirador de Messi; siempre fue un referente. Siempre pongo dos nombres como ejemplos: Rafael Nadal y Messi. Por cómo gestionaron el talento en el campo y la vida personal, por carácter y carisma. Eso es para cualquier chaval que empieza y que se pregunta cómo debo ser: ¡como Messi!”, apunta el piloto de 32 años, en una charla con LA NACION en el segundo piso del Audi Lounge, de Buenos Aires, donde Ducati realizó una acción de promoción antes del viaje a Santiago del Estero. El catalán es el líder del certamen de MotoGP, luego de su triunfo en Tailandia.
–¿Siente que con la nueva temporada recuperó la sonrisa?
–Siento chispa por dentro de mi cuerpo. Ganas; confianza, que es una de las cosas importantes para un deportista para sentirse importante y seguro. Y eso es algo que había perdido en los últimos años. Cinco años atrás, antes de que me lesionara, vencer era normal, pero después de las cirugías valoro las victorias como a un regalo.
–¿Cuánto influyó incorporarse en 2024 a Gresini Racing para redescubrirse?
–Es lo que buscaba, siempre lo dije. Me costó mucho tomar la decisión de marcharme de Honda por el sentimiento, por el equipo humano y porque es el equipo con el que trabajé 12 años y con el que gané seis títulos de MotoGP. Gresini Racing fue una apuesta más dirigida a mi carrera deportiva. Honda no está pasando por un buen momento y un piloto, evidentemente, quiere lo mejor. Yo quiero lo mejor para Honda, pero un piloto tiene sus años, que pueden ser 10 o 15 de carrera deportiva, y no puede estar en un proyecto de desarrollo si su objetivo es ganar un campeonato. Renuncié a muchas cosas, sí, pero era eso o parar mi carrera deportiva. Con el salto al equipo Gresini lo que buscaba era la mejor moto en un ambiente familiar, relajado, sin presiones para rejuvenecer y reencontrarme con esa confianza que ya no tenía en los últimos tiempos en Honda.
–Sin resultados, ¿en algún momento pensó cerrar su trayectoria deportiva?
–Sí, por tantas lesiones consecutivas. Era una detrás de otra. Fueron cuatro años y siete u ocho lesiones. Cuatro operaciones en el brazo derecho, la diplopía… y no había recompensa. Yo arriesgaba, intentaba, y en resultados estaba muy lejos. Los buenos resultados son la gasolina para un deportista, y no conseguirlos iba desgastándome. Por eso paré y lo traté con los míos, aunque la decisión fue mía. Siempre dije que la última palabra tiene que ser de uno, porque así no puede achacarle la culpa a nadie. Pero necesitaba resolver la pregunta de si seguía siendo competitivo o era hora de parar, y para resolverla tenía que buscar la mejor moto.
–¿Cómo modificó el estilo de manejo?
–Cuando llegué a MotoGP impuse un nuevo estilo, pero ahora poco a poco los jóvenes que llegan a la categoría están imponiendo otro: ya no corren rozando con el codo el asfalto, corren con el hombro cerca del suelo. Yo no llegué a tanto, aunque lo mío sigue siendo efectivo. La evolución del manejo es constante y en 2027, cuando entre Pirelli, habrá otra evolución y otra adaptación a esos neumáticos. El deporte es de evolución y tienes que adaptarte, porque si no te adaptas te mueres. El riesgo de correr los límites es una singularidad de los pilotos de elite; un piloto de MotoGP no puede salir con dudas a la pista. La experiencia, los años, dan la posibilidad de gestionar cuánto y cuándo arriesgar. El objetivo no es ser mucho más rápido, sino más constante. Sé que antes mi pilotaje era más bonito, pero el año pasado entendí que para mí es mejor así.
–¿Cómo es la relación con Francesco Bagnaia?
–Buena, muy buena. Es una relación de rivalidad con un compañero de equipo. Daña un poco la perspectiva, pero mi enfoque, ya con 32 años y tanta experiencia, no es el mismo que a los 20, cuando te quieres comer todo y a todos. Creo que eso nos hace estar cada uno en su lado del box, pero trabajando conjuntamente en la pretemporada buscando lo mejor para el proyecto. En el calendario cada uno trabaja para sacar el máximo a la moto: él quiere ganar y yo quiero ganar, pero lo importante –y lo sabemos los dos– es que el que tiene que ganar al final del año, ya sea con uno o con el otro, es el equipo Ducati.
–Con Ducati oficial, ¿tiene dos balas de plata para ganar la séptima corona?
–Hay dos balas muy buenas. Si serán las últimas, no lo sabemos, pero sí sé que hice las cosas conscientemente y que para ganar un título más tengo dos años con la mejor moto, el mejor equipo. Está en mis manos lo que suceda en 2025 y 2026; después veremos si tendremos más temporadas o no.
With 3 wins to his tally, will @marcmarquez93 go for 4 or will we see a new Master of Argentina?
#ArgentinaGP
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— MotoGP
(@MotoGP) March 11, 2025
–Las carreras en la Argentina son para usted un carrusel de emociones: victorias, caídas, una largada en la que se caló el motor…
–Argentina me trae buenos recuerdos en el sentido de resultados, porque corrí en seis ocasiones y gané tres veces: en la primera visita, en 2014, y en 2016 y 2019. Mi último triunfo aquí fue mi mejor carrera y la más contundente, pero el recuerdo más lindo es de 2018, con una gran remontada que no acabó de la mejor manera [una caída lo retrasó y cruzó la meta en el vigésimo puesto]. Pero yo me quedo con esa remontada y los tiempos que hacíamos vuelta a vuelta.
–¿También es el lugar donde recrudeció la rivalidad con Valentino Rossi?
–No, no creo. A la rivalidad la tienes con todos los de la grilla; con él intenté competir siempre al máximo. Y evidentemente, con los tres o cuatro de adelante vas a encontrarte en cada carrera y así esa rivalidad va creciendo.
Un pleno en Tailandia, en el estreno en el equipo oficial Ducati, resultó una caricia para Márquez en el comienzo de la temporada. La victoria tuvo un plus: su hermano Álex (Gresini Racing) arribó en el segundo puesto y el hecho se convirtió en un hito, porque nunca dos hermanos habían marcado un 1-2 en MotoGP. “Es mi hermano y mi mejor amigo; me alegro de sus éxitos tanto como de los míos. Apostaría a que este año ganará como mínimo una carrera. Quién sabe si podrá luchar por el campeonato, pero tiene que seguir su instinto, su camino”, afirma Marc, el seis veces campeón de MotoGP que ostenta ocho títulos mundiales, el piloto que descubrió que su talento y su jerarquía siguen vigentes.