WASHINGTON.- Luego de más de un año de conversaciones, el gobierno de Javier Milei y el Fondo Monetario Internacional (FMI) se preparan para anunciar un nuevo acuerdo, el tercero desde que Mauricio Macri fue en busca de un rescate a la corrida cambiaria de 2018 –y a su gobierno– y el 23º desde el primer préstamo aprobado por el organismo para la Argentina a fines de 1958.

La presentación oficial del nuevo pacto marcará el fin de una negociación sin turbulencias a la vista y terminará por responder los interrogantes que han alimentado especulaciones acerca del monto, la modalidad del plan, y las políticas acordadas para terminar de encarrilar la economía, incluido uno central: el futuro del dólar.

Después de un verano difícil, Milei enfrenta pruebas clave y se terminó el margen de error

La decisión anunciada al cierre de esta semana de Milei de enviar un decreto de necesidad y urgencia (DNU) al Congreso para homologar y darle respaldo político al nuevo programa con el Fondo anticipa un pronto desenlace de las negociaciones entre el staff del FMI, liderado por Luis Cubeddu, y el equipo que comanda el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo”.

Una vez que el Fondo anuncie el acuerdo técnico, o “staff level agreement”, y con el aval político que consiga el Gobierno, el último paso para la implementación del programa será la discusión en el Directorio Ejecutivo del Fondo, el board, donde el apoyo del gobierno de Donald Trump, se prevé, aceitará la aprobación definitiva.

Fiel a su tradición, el Fondo ha cuidado el hermetismo de las discusiones y ha brindado escasas pistas sobre el futuro acuerdo. La directora de Comunicaciones del organismo, Julie Kozack, quien tuvo a su cargo la negociación con el gobierno de Alberto Fernández que lideró Martin Guzmán, por entonces al frente del Palacio de Hacienda, solo ha dicho que el nuevo programa incluirá un conjunto de políticas fiscales, monetarias y cambiarias y reformas para impulsar el crecimiento, con el objetivo de reforzar los avances –el superávit fiscal, la reactivación de la economía y la caída de la inflación y la pobreza– y afrontar los desafíos pendientes.

Javier Milei y Kristalina Georgieva en la sede del FMI

Señales favorables

El gobierno argentino ha ido acumulando guiños y declaraciones a favor de la rúbrica final de su programa económico. Este año, la primera señal surgió de la directora Gerente del Fondo, Kristalina Georgieva, luego de ver a Milei y a Caputo cuando el Presidente viajó para la jura de Trump. Georgieva destacó el “tremendo progreso” y dijo que el Gobierno había superado las expectativas, y le imprimió una cuota de vértigo a las negociaciones.

“Nos gustaría trabajar con rapidez en un nuevo programa y llevarlo a nuestro board”, dijo la jefa del Fondo a la prensa Argentina tras ver a Milei a fines de enero en Washington.

“El impulso para nuevas formas es fuerte y es un buen momento para darle más viento a las velas de la Argentina”, graficó.

Una misión técnica del Fondo a la Argentina luego de esa reunión comenzó a marcar la recta final de las discusiones. El FMI mantuvo los elogios a la gestión de Milei, quien luego regresó a Washington a fines de febrero para una cita crucial: Milei se encontró brevemente con Trump en los márgenes de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC, según sus siglas en inglés), se llevó una foto y un primer respaldo formal de la Casa Blanca. “Escucho que te está yendo fantástico”, le dijo Trump a Milei durante su discurso. “Estamos muy orgullosos de vos, realmente”, cerró.

Al guiño de Trump le siguió un respaldo todavía más contundente del Tesoro, luego de una reunión de Caputo con el secretario del área, Scott Bessent. Luego de ese encuentro, el Tesoro dijo en un comunicado que ambos funcionarios “conversaron sobre las impresionantes medidas de reforma de la administración Milei para reducir la inflación, reactivar el crecimiento impulsado por el sector privado, disminuir la pobreza y aumentar los salarios reales”. El Tesoro agregó que Bessent elogió a Caputo “por las medidas de reforma macroeconómica y estructural que reducen la carga de la regulación sobre el sector privado y que reducen el tamaño y la influencia del gobierno”.

La última señal la dio Kozack esta semana, al destacar –una vez más– los avances del programa económico y abordar un tema sensible: el papel del Congreso. Kozack dijo que el Fondo había tomado nota de la decisión del gobierno nacional de buscar respaldo del parlamento, y reiteró un mensaje que el Fondo ha repetido hasta el hartazgo: un “amplio apoyo” político y social es clave para el éxito del plan. Un eventual respaldo del Congreso –aun bajo la modalidad del DNU si es que pasa la Cámara de Diputados pero naufraga en el Senado– le serviría al gobierno de Milei para llevar una señal de fortaleza política al board.

Las dos principales incógnitas por develar con el nuevo acuerdo son cuántos recursos logró conseguir Caputo del Fondo y qué política cambiaria acordó con el staff. Informes de bancos de inversión de Wall Street, incluido uno reciente de UBS, indicaron que el Gobierno podría llegar a obtener un programa por hasta 20.000 millones de dólares, equivalente al monto que debe cancelar el gobierno de Milei en capital e intereses durante el resto del mandato.

La política cambiaria ha sido el tema central en el debate público sobre la negociación. Varios economistas han advertido que el dólar está atrasado y el Gobierno tiene que acomodar el tipo de cambio para preservar la competitividad del país y acumular reservas, una preocupación central del Fondo: sin más reservas, el Gobierno no tendrá los dólares para devolver el préstamo. Pero Milei y Caputo han rechazado de manera contundente esa premisa, creen que la política cambiaria es adecuada, y además niegan una futura devaluación.

“Siempre digo que nos escuchen a nosotros porque la realidad es que no hemos hecho otra cosa que decirles la verdad. Algunos colegas, o que se venden como que tienen información, lo único que hacen es confundir”. dijo Caputo esta semana en una entrevista en LN+. “El Fondo nunca nos pidió devaluación”, remató el jefe del Palacio de Hacienda.

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